Estratificación de documentos propios y ajenos, de todo tipo, tamaño y condición por orden de antigüedad e interés. Se acumulan juntos por responder a un mismo nombre, lo principal que tienen en común. Son papeles.
Corresponden a la documentación utilizada en un periodo cercano de tiempo y constituyen por tanto el rastro de mis intereses o tareas en las últimas semanas. Como las dos cosas, intereses y tareas, no cesan sino que se solapan y resurgen, el orden de los papeles, la superposición de los estratos va variando. Constituyen una especie de arqueología de mi trabajo reciente. Una suerte de sedimentación removida de vez en cuando por la necesidad o el apremio. Croquis, esquemas, horarios, documentos.
Las capas superiores sufren más directamente la erosión de la actividad. Las capas inferiores recogen pensamientos, escritos o reflexiones no tan sujetos al día a día, conformando una especie de fundamentos. No se manejan tanto pero están ahí, siempre presentes intentando formar un sustrato solícito sobre el que los documentos más recientes puedan apoyarse.
Cada capa vuela, se extiende en una dirección o en otra dependiendo de los intereses o condicionantes del momento en el que fue depositada. Pero existe un ámbito de coincidencia, de apoyo, que mantiene la torre en pie.