El cliente pretendía adecentar la zona de parcela no ocupada por una vivienda unifamiliar construida hace veinte años. La propuesta debía permitir el tránsito de coches hacia dos cobertizos, debía tener un mantenimiento prácticamente nulo, conservar zonas de pavimento en tierra, debían generarse sombras y prever espacio para la colocación de una piscina desmontable.

Se plantea un pavimento de hormigón acabado en china lavada. En él se dejarían embebidos tableros de 0,2 x 2 metros de madera tratada como dejados a la deriva. Se plantean unas islas que recojan las zonas de suelo de tierra solicitadas y se propone la plantación de dos árboles. La aleatoriedad de los tablones en el pavimento de hormigón permiten que el mantenimiento o limpieza de esa superficie sea mínimo, admitiendo sin perjuicios cierto descuido, mientas que las zonas de tierra permiten la plantación de árboles de hoja caduca que permitan dar sombra y privacidad al jardín en verano.

Próxima a la isla de mayor tamaño se produce una acumulación de tableros varados que configuran lo que sería una enorme zona con pavimento de madera a caballo entre la vivienda y el pavimento de tierra y anexa a la cocina.  En la zona de acceso a la vivienda se produce también cierta densidad de tableros formando una especie de naturaleza muerta que hay que atravesar para llegar a la puerta.

Otoño 2011