Mesa de trabajo. Objetos.

mesa letreros

Esta noche me he desvelado. Algo, el camión de la basura seguramente, me ha sacado del sueño y después no me ha sido posible dormirme de nuevo. He estado dando vueltas en la cama, con los ojos cerrados, empeñado en volver a donde estaba. En vano. El sueño había huido de mis párpados. Nada que hacer. Así que he decidido levantarme a dar una vuelta por la casa. A tientas he llegado hasta la puerta del estudio. La he abierto y  he entrado con cautela cerrándola tras de mí sin hacer ruido. He apoyado la espalda en la puerta cerrada y he encendido la luz.

Y de pronto he visto el estudio con otros ojos. Los ojos de quien, por esta vez, no entra a trabajar, de quien no va a encender el ordenador ni a coger ningún libro ni buscar ningún papel, sino de quien se queda con la espalda apoyada en la puerta simplemente observando. El estudio aparece ahora ante mis ojos como un amontonamiento de objetos. Objetos dispares y sin importancia que van, después de meses de trato inconsciente, reclamando mi atención a medida que recorro las estanterías y rincones con la mirada.

Y me da por pensar que las cosas que van a parar o hacen su aparición en el estudio no llegan de improviso sino que tienen una historia, un periplo que las ha llevado hasta allí. Y además que ese camino no termina sobre la mesa o en una estantería, sino que cada objeto está llamado a continuar su historia. La casualidad no existe, entonces. Todo está ahí por y para algo, aunque de momento no se sepa para qué. Ahora me doy cuenta de que el estudio es algo así como un compás de espera donde las cosas descansan una temporada antes de continuar su viaje. Me hace gracia que así sea y me parece que quizá sería divertido, ya que no puedo hacer nada mejor, interrogar a los objetos. O mejor dejar que hablen. Si están ahí por y para algo quizá quieran desvelarme algo de ellos mismos esta noche. Mañana no tendré tiempo de escucharlos.

Mis ojos se detienen en la mesa. Por primera vez en mucho tiempo la miro como quien no la ha visto nunca. Es un pequeño tablero que recoge una serie de objetos: lapiceros, montones de hojas de papel, una regla, una planta y una lámpara. Paseo los ojos sobre los objetos. Como preguntándoles qué hacen ahí. Poco a poco, uno a uno, van dándome respuesta.