Se plantea una plaza de reunión bajo una cúpula esférica de hormigón blanco abujardado. Se trata de un lugar cubierto y al aire libre lleno de luz en el que la homogeneidad de la materia borra los límites espaciales convirtiéndose en un espacio de percepción difusa. En esa atmósfera indeterminadamente blanca tres discos flotan libres y nos muestran un exterior abstraído: cielo, nubes, ramas de árboles, sol. El acceso a este lugar se produce por un puente desde la calle del Sol que pasa elevada por el norte del solar.
La manifestación exterior de este espacio es la de la propia esfera blanca, decididamente no contextual.
Bajo la plaza, una única planta se dedica al resto del programa del centro cívico. Se trata de un espacio fluido, entre recortes circulares y con la cáscara exterior esférica siempre presente. Se ha procurado la mayor flexibilidad de uso, desde aulas a espacio de juegos. Con el simple hecho de guardar las sillas en el sótano, sacar bambalinas, expandir mesas, se pasa de sala de conferencias a zona de exposición, lugar de juegos o cóctel multitudinario. Se accede a este nivel desde la calle Menéndez Pelayo, perforando la cáscara esférica y entrando en uno de los patios que hace las veces de acceso.
2013